Ayer por la tarde, los 124 poetas provenientes de 48 países del mundo que participan en el Séptimo Festival Internacional celebraron el carnaval poético, para enterrar las “tristezas y pobrezas del alma”.
El cortejo fúnebre desfiló en medio de la algarabía de los bardos, músicos, bailarines y otros artistas que celebraron a lo grande la muerte de las penurias del alma.
En el atrio de la iglesia La Merced, que fue el punto de partida del recorrido, la poeta y secretaria ejecutiva del festival, Gloria Gabuardi, leyó las palabras centrales.
“Bienvenidos a recorrer las calles de Granada con la vulnerabilidad de la poesía, porque estos tiempos que vivimos no le dan tregua al espíritu, ni a la imaginación, ni a los sueños, por eso es que debemos enterrar las tristezas y pobrezas del alma, para que con la poesía levantemos las banderas de los sueños de libertad, democracia y paz”, expresó.
La escritora, Gioconda Belli, fue la primera en abordar el poeta-móvil en la esquina de la calle El Comercio para recitar “Sin palabras”, dedicado a la poeta homenajeada del festival, Claribel Alegría.
“Porque ella es amante de los árboles”, dijo. A Belli le siguió el brasileño Horacio Acosta y el paraguayo, Fernando Pistilli.
Hubo amplia manifestación del arte y la cultura con El Torovenado de Catarina, El Güegüense de Niquinohomo; Los Agüizotes de Masaya, Los zompopos de Ometepe, Los Diablos de Nandaime y Los Judíos de Masatepe.
Pero, no sólo el Pacífico de Nicaragua figuró, también hubo buen espectáculo de parte de la Costa Caribe, cuyos representantes deleitaron con su estilo y acapararon la atención de los miles de asistentes.
Bayardo Martínez, miembro del Comité Organizador, confirmó la participación de 1 mil 300 bailantes de unas quince comparsas de igual número de municipios.
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