El legado de Víctor Hugo es una herramienta fundamental a la hora de analizar el desempeño literario de este hombre que nació en Besanzón el 26 de febrero de 1802 y falleció en París el 22 de mayo de 1885.


A través de él, hoy es posible mantener vivo el espíritu de este gran poeta romántico y conocer materiales que, en otra época, no fueron tan valorados.

Uno de los títulos que más puede llegar a sorprender al repasar la trayectoria del creador de propuestas como “Los miserables”, “Nuestra Señora de París” y “La leyenda de los siglos” es “El hombre que ríe”, un drama escrito en prosa que data de 1869 y está ambientado en la Inglaterra del siglo XVII.

De acuerdo a los datos que han podido recopilar hasta el momento algunos expertos, esta obra de Víctor Hugo fue considerada al momento de ser lanzada “demasiado barroca”, razón por la cual no se le dio por ese entonces la trascendencia que merecía.

Por fortuna, el tiempo revirtió esa realidad y lo convirtió en un libro disfrutado, en múltiples idiomas, por distintas generaciones de lectores.

Aunque, por razones obvias, resulta imposible en la actualidad consultar al propio Víctor Hugo sobre las motivaciones que lo impulsaron a originar esta propuesta, desde hace tiempo se difunde un textual atribuido al admirado literato francés que ayuda a valorar mejor la historia.

Según se puede leer en Wikipedia, el párrafo señala: “Si se pregunta al autor de este libro por qué ha escrito “�El hombre que ríe”�, responderá que, como filósofo, ha querido afirmar el alma y la conciencia; como historiador, ha querido revelar hechos monárquicos poco conocidos e informar la democracia, y que, como poeta, ha querido escribir un drama”.

La frase, como resulta evidente, invita a espiar el contenido de este libro para comprobar si todas las intenciones del escritor se ven reflejadas en la trama.

Si están dispuestos a dejarse atrapar por el mundo de Víctor Hugo, consigan pues un ejemplar y deléitense con el argumento de “El hombre que ríe”.