Pere Gimferrer (Barcelona, 1945) acaba de publicar Rapsodia . Un poema con más de 400 versos repartidos por 60 páginas, que prácticamente se fue haciendo a sí mismo gracias a las lluvias barcelonesas de otoño y a las nieves andorranas. El hombre que en 1985 sustituyó a Vicente Aleixandre en la Real Academia Española está estos días en Oviedo, junto a su mujer, para presentar su libro más reciente, firmar ejemplares en la librería Cervantes y ofrecer conferencias gracias a Tribuna Ciudadana. Considerado como uno de los máximos exponentes de la poesía contemporánea española, comenzó su carrera en los años 60 y pronto se convirtió en una referencia por la originalidad de sus propuestas, lo que le hizo ganar un reconocimiento unánime que ha logrado mantener con cada nueva publicación. Esa, al menos, es la visión que ofrece el análisis de su pluma. A la luz, Gimferrer es un tipo alto de voz baja y lengua rápida e irónica que, aún así, es incapaz de seguir el ritmo a una mente privilegiada forjada en la razón de una formación académica crecida al amparo de la filosofía. Una conversación entera con él sorprende, porque tiene la virtud de fundir intensidad y agilidad sin cambiar de tema. Asegura escapar de las frases hechas, pero cada vez que abre la boca deja una perla que bien podrían ser utilizada por terceros para quedar bien en cualquier conversación.
¿Cuál es el pecado de su nuevo libro? No lo sé. En los libros más recientes, lo que me echan en cara, aunque creo que con poco sentido del humor, son ciertas rimas que eran derivación de otras posmodernistas… Pero aquí no hay rimas. Precisamente es lo que distingue a este libro. Por un lado no hay rimas y, por otro, no hay sólo temática amorosa, aparece, pero entre otros temas. Es un poema que tiene métrica, pero no siempre es exactamente igual, y toca muchos temas diferentes.
¿Rompe con lo anterior? Me temo que no es una ruptura total porque la métrica es la misma y el tipo de imágenes no va a ser muy diferente del que he hecho toda mi vida. Aún así, siempre he procurado que mis libros sean distintos. Como mucho puede haber uno o dos que formen una especie de dúo o pareja. Procuro ser siempre el mismo poeta pero no escribir más de una vez el mismo libro o, como máximo, un par de veces y luego pasar a otra cosa.
¿Mejor con rima o sin ella? Una parte de mi vida hice poesía sin rima con mucha frecuencia. En los últimos años me gustaba escribir con rima, pero algunos no lo entendieron porque eran a menudo paródicas e irónicas. De todas maneras yo me excito, afortunadamente, casi tanto con rima como sin ella.
¿Cómo se hace un poeta? Yo empecé a hacer poesía porque me gustaban los poemas que leía. Esto es muy frecuente, le pasa a la mayoría de poetas y por eso empezamos haciendo imitaciones bastante malas del poeta que nos gusta.
http://www.lavozdeasturias.es/culturas/poesia-literatura-pura-existe_0_43075.html
No hay comentarios:
Publicar un comentario